JOSÉ MANUEL VERA SANTOS

José Manuel Vera Santos

José Manuel Vera Santos

Catedrático de Derecho Constitucional, Universidad Rey Juan Carlos

Nací en Fernán Caballero, un pueblecito de la provincia de Ciudad Real, en el mes de febrero de 1968, dos meses antes de aquél “mayo francés” en el que, dicen, debajo de no sé qué adoquines se encontraba la arena de la playa…

Allí estudié la antigua EGB y allí me crie… Era, digo yo, un niño normal, más bien tirando para “educado” (ya, ya…, hoy eso no vende mucho pero así era: ayudaba a las señoras mayores a llevar la compra a su casa, iba a misa los domingos, me comportaba como debía…) Alguna trastada haría, seguro que sí, pero tendrá que perdonarme el lector: esta parte del currículo viene muy influenciada por los recuerdos familiares. Eso sí, con mis dioptrías y mi escasa forma física parecía desde el principio que ni iba a participar en las olimpiadas ni tampoco podría ser agricultor, ocupación ésta que era la familiar desde siempre. Más en serio, había otra razón de mayor peso: mis padres consideraron que lo mejor que podían hacer por sus hijos era darles una formación que ellos no pudieron tener. Y empezaron conmigo… ¡Y no sabes lo que se lo agradezco!

Después de pasar becado por “los Marianistas” y el “San José”, en Ciudad Real, colegios ambos religiosos y “de pago” (ojo, y no me quedó tara alguna, y creo no ser el único), decidí venir a estudiar Derecho a Madrid, la capital de España, saliendo de mi zona de confort. Ya entonces, creo yo, te aseguro más bien, era un “pequeño aprendiz de ciudadano”; un joven que, bien en mis estudios, bien en mis trabajos de verano o de invierno, de camarero o en la recolección de la aceituna, no dejaba de interesarme por “la cosa pública”, contradiciendo las opiniones “de los mayores”, defendiendo lo que consideraba defendible, aunque fuera incómodo o políticamente incorrecto, que se dice ahora… ¡Algún disgusto y algún que otro coscorrón me gané por ello, no creas!

Dicen en mi tierra que “la vaca no es sólo de donde nace, sino de donde pace”. Y yo he pacido, me he desarrollado personal e intelectualmente en Madrid.  Desde 1986 a 1991 cursé Derecho, como digo, en la Universidad Complutense de Madrid. No se me dio mal, la verdad…

Todo ello viene  a cuento para llegar al 24 de septiembre de 1992. Era éste año olímpico en Barcelona; año de la Exposición Universal de Sevilla… Ese día, festividad de Nuestra Señora de la Merced, “fiché” por la Universidad, concretamente por un Centro adscrito a la Universidad Complutense de Madrid, el Centro “Ramón Carande”, cumpliendo un sueño para mí increíble, de casi imposible realización. Y de esos polvos… hasta hoy: después de mucho trabajo, de varias oposiciones, de cambios normativos… alcancé la Cátedra de Derecho constitucional en 2009.

Y bueno… Parece obligado indicar que he sido investigador en numerosos proyectos de investigación competitivos nacionales, internacionales, interuniversitarios… ¡Ya sabes que la investigación es esencial en el ámbito universitario!…

…Y como me aburría, pues en estos años he publicado más de cuarenta aportaciones doctrinales, bien en volúmenes colectivos o en forma de monografía ¿Sobre qué? te preguntarás. Pues nada… Teoría del Estado, instituciones españolas (Senado, Tribunal de Cuentas, OCEX autonómicos, Defensor del Pueblo), derechos fundamentales, el constitucionalismo histórico español, la reforma constitucional o la relación constitucional entre Francia y España. Ahhh… y también sobre la democracia y las nuevas tecnologías… Seguro que algo se me queda en el tintero, pero bueno, tampoco será tan importante. Con que busques por Internet, seguro que localizas más cosas…

Soy persona con una clara tendencia a “lo público”, entendido como ayuda a los demás, como compromiso con la sociedad. Y, claro, también he ocupado durante más de quince años numerosos puestos de gestión académica, tanto en la Universidad Complutense de Madrid (Centro adscrito «Ramón Carande») como ya en la Universidad Rey Juan Carlos (Vicerrector de Alumnos, de Extensión universitaria, etc…)

No me olvido de lo, para mí, más relevante, aunque hoy día no se encuentra suficientemente valorada en la carrera universitaria: la docencia. Dejando aparte conferencias variadas, cursos, actos de reafirmación intelectual (o de onanismo personal), he sido profesor de Derecho constitucional desde hace ya más de un cuarto de siglo. Por mis aulas, por mis manos, han pasado miles de estudiantes a los que he intentado enseñar a ser, sobre todo y antes que destacados juristas, buenas personas, ciudadanos honrados, conocedores de la realidad social y política de esta España, de nuestra vieja Europa, de un mundo complejo en el que la democracia es, como la libertad quijotesca, un don divino, necesariamente luchado y defendido por los hombres que pasan, con él, de ser súbditos  a ser ciudadanos.

Menuda responsabilidad ¿verdad? Confieso que todavía hoy, cuando comienzo mis clases presenciales (que también las tengo on line), me pongo nervioso al subir a la tarima. Y espero seguir sintiendo ese cosquilleo hasta que me jubile, si ese día llega, que al paso que vamos…

Pues bien, tanto hoy como cuando eso ocurra, yo seguiré intentado hacer ver a todo el que quiera que para ser un buen ciudadano, un buen patriota, una  persona comprometida con los demás, es necesario saber, entender, las reglas del juego.

Por eso nace Constitución para todos. Para, por un lado, dar a conocer la realidad constitucional actual, sus aspectos positivos, los más, y también los negativos, que los tiene; para dar a conocer los peligros que acechan en el camino de esa democracia que podemos definir como un “enfermo con una mala salud, sí, pero una mala salud de hierro”, debido a la enorme vitalidad de los principios en los que se basa: la libertad, la igualdad, el imperio de la ley, el respeto a los demás… Ni el comunismo, ni el fascismo, ni el integrismo religioso, ni el populismo podrán nunca con una sociedad libre, siempre que la misma sea consciente de ello y de lo que se esconde “al otro lado del espejo”.

Y, como no, Constitución para todos, tiene un evidente contenido académico. Pretendo facilitar al estudiante la comprensión de los conceptos, de los contenidos, de las materias relacionadas con el ámbito del Derecho constitucional, un derecho éste esencial para el desarrollo del individuo como ciudadano libre y responsable.

Si Constitución para todos fuera un éxito, créeme, sería lo más importante que hubiera hecho en mi vida académica, en mi vida pública.

Como ves, este currículum es muy atípico… Así he querido que sea… No creo que a las personas haya que juzgarlas más allá de por lo que hacen, por sus obras. Lo importante, creo, es Constitución para todos, pero no he tenido más remedio que redactar estas páginas… Parecía obligado. Ya me conoces un poco más… Espero que, si la página te resulta atractiva, útil, sigamos en contacto.

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